En 1956 se construyó en Tijuana el Cereso de La mesa, mejor conocido como el Pueblito. En esta cárcel los reos podían vivir con sus familias
y, aunque ahí reinaba la corrupción y la impunidad, Loretta decidió seguir
a su marido y se encarceló “por amor”. Creyó que esa sería su mayor prisión, pero no fue así, pues al salir eligió permanecer en otra, un matrimonio insano lleno de violencia. En el mundo hay psicópatas
integrados que te manipulan, te quitan la autoestima y te dejan a su merced.
Todos nos vemos obligados a enfrentar diversos retos, y a veces no sabemos cómo distinguir lo bueno y cómo afrontar lo que creemos nos hace daño, pues estamos atrapados entre barrotes mentales que son más inquebrantables que los reales. No fue hasta que lo perdió todo que tocó fondo, decidió ser libre y se atrevió a romperlos. La libertad la empoderó para buscar el camino que la llevaría a ser una mujer emprendedora.